El elefante sigue en la sala: La CMA rechaza una investigación completa del mercado de streaming musical

La saga del “Economics of Music Streaming” continúa: el pasado julio la autoridad de la competencia británica (Competition and Markets Authority, en adelante, “CMA”) rechazó recomendar una investigación completa del mercado del streaming musical. Para poneros en contexto, un estudio de mercado es distinto de una investigación de mercado. En los estudios de mercado, se estudia el funcionamiento del mismo y, de encontrarse fallas en su funcionamiento, se recomiendan modificaciones. Cuando se detectan problemas de gravedad, se inicia una investigación del mercado donde se solicita una investigación completa del mismo, para luego determinar medidas más severas. En este caso, en virtud de la decisión tomada, continúa el estudio pero se ha decidido no llevar a cabo una investigación completa.

Recordemos que la CMA inició un estudio centrado –entre otras cuestiones– en la preocupación por la libre competencia en relación con la alta cuota de mercado que ostentan las grandes discográficas y si el hecho de que sean dominantes tanto en los derechos de grabaciones como en los derechos de la composición tendría impacto en la forma en que se reparten las regalías provenientes de la explotación de las obras musicales en el streaming.

La introducción de los servicios de streaming que conocemos hoy en día ha significado que los consumidores pudieran acceder a la música que quieran y cuando quieran de forma legal por una módica suma de dinero. Esto ha permitido que la industria musical logre reinventarse en cuanto a la monetización en los servicios digitales desplazando casi en su totalidad al formato físico. Sin embargo, siendo que en la actualidad el 80% del consumo de música se realiza a través de estas plataformas, resulta fundamental analizar si la competencia está funcionando libremente en el mercado y si los artistas y compositores están recibiendo la remuneración que merecen por la explotación de su música. 

La CMA señala en su informe que el sector de la música grabada se encuentra altamente concentrado, ostentando los tres grandes sellos discográficos (“majors”) una cuota combinada de más del 70% de los streams en el Reino Unido, mientras que las discográficas independientes tienen alrededor del 1% de la cuota de mercado. A raíz de este gran poder de mercado, los compositores y sus representantes sugirieron que a las grandes discográficas les resulta ventajoso desde el punto de vista económico maximizar los ingresos de la grabación y, como consecuencia obvia, disminuir la parte de los ingresos de la composición perjudicando a los compositores.

Es importante destacar que tanto los derechos sobre la composición como de la grabación son necesarios para licenciar una obra musical, por lo que los servicios de streaming están obligados solicitar licencias tanto a los editores de música como a las compañías discográficas. Por la propia naturaleza complementaria de estos derechos, muchas empresas musicales –entre las que se encuentran las 3 majors– tienen intereses tanto editoriales como discográficos. 

Ahora bien, con relación a la inquietud señalada por la CMA, el informe muestra que los ingresos de streaming que se destinan a la composición desde 2007 hasta 2021 parecen haberse duplicado. Si bien es cierto que en el período más reciente –entre 2017 y 2021– se ha producido un ligero descenso del peso económico de la composición, esto se ha debido principalmente a un aumento de la cuota retenida por los servicios de streaming de música, y no a un aumento de los ingresos de la grabación por sobre la composición. 

En virtud del análisis de estos datos, la CMA concluyó que parece poco probable que las tres grandes discográficas dominantes en el mercado lleven a cabo una estrategia que perjudique los ingresos de la composición por sobre la grabación, toda vez que estarían actuando en contra de sus propios intereses. Esto se daría principalmente porque de llevarse a cabo una estrategia de este tipo, afectaría su capacidad de retener a los compositores existentes, así como la posibilidad de competir por nuevos compositores emergentes. Si la cuota de los derechos sobre la composición dejara de ser competitiva en comparación con otros editores, las grandes multinacionales perderían compositores a favor de otros editores con condiciones más favorables.  

En conclusión, la CMA ha entendido que, por el momento, la divergencia existente entre los ingresos de los artistas no se debe a problemas de la competencia. Sin embargo, la conclusión de la CMA no implica que no exista una desigualdad en la repartición del “pastel” digital, sino simplemente que esta divergencia no proviene de un problema en la competencia. Un cambio de paradigma es necesario y urgente, y éste sólo podrá ser posible con una mayor transparencia en los datos de ingresos de regalías de los artistas y creadores, que en la actualidad –tal como señala el informe– es escaso. La CMA concluye que sólo mediante la presentación de la información de forma sencilla y transparente, permitirá a los artistas y creadores entender cómo se les paga por la explotación de sus obras en digital. Como señala el informe, únicamente a través de la transparencia, podrán negociarse y, posteriormente, garantizarse las mejores condiciones contractuales posibles para artistas y compositores.

Nicolás Mansilla

Legal & Licensing Coordinator en Unison

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