El elefante en la sala (II): cómo maximizar el tamaño del pastel

Sigo la estela del artículo escrito por mi compañero David Serras en relación con el informe “Economics of music streaming” elaborado por el comité DCMS para el parlamento británico. Me gustaría destacar algunas claves que da el informe desde el punto de vista de la competencia, por la especial estructura del mercado al que nos estamos refiriendo y por la importancia que tiene en el informe del comité el aspecto competitivo, al que dedica varios apartados.

Como es sabido, tanto en la industria discográfica como -quizás en menor medida- en la editorial, la mayoría de la cuota de mercado está copada por tres majors y el remanente está formado por una amalgama de compañías independientes de muy diverso perfil, si bien a menudo se aglomeran bajo organizaciones paraguas. Este escenario es producto del proceso de concentración de mercado que hemos vivido en los últimos años y que, en ocasiones, ha supuesto la intervención de las autoridades de la competencia. Un ejemplo de ello sería la toma de control de EMI por parte de SONY, aprobada en 2018  por la Comisión Europea; más recientemente la autoridad de la competencia del Reino Unido ha expresado su preocupación por la afectación a la competencia que la adquisición de AWAL por parte de SONY puede producir en dicho mercado. 

Pero no todo se reduce a la cuota de mercado y el informe destaca un elemento clave para comprender los efectos de esta situación: la integración vertical y el papel de los grandes sellos como “gatekeepers” del mercado. Los tres grandes grupos mantienen intereses en la industria discográfica, la editorial y la distribución digital; incluso el informe destaca que, en algunos casos, han tenido o tienen participación en la propia industria del streaming. Este es un fenómeno que no afecta exclusivamente a las «majors» y en este sentido sorprende enormemente un dato que arroja el informe: el 81% de los miembros de la AIM declara tener intereses en el negocio editorial.

Y es en este punto donde el informe realmente atina al señalar una cuestión de enorme importancia: cómo puede incentivarse la mejor valoración de la composición con miras a obtener una ideal paridad con el valor de la grabación. Sería lógico pensar que, para  maximizar sus beneficios y conseguir mejores resultados, los conglomerados discográficos que forman las tres «majors», y también los sellos independientes que controlan sus brazos editoriales, deberían estar interesados en una mejor remuneración de la composición. Sin embargo, el informe señala que mientras los grandes sellos discográficos dominen también el mercado de los derechos sobre las composiciones a través de sus divisiones editoriales, será difícil que los derechos autorales de la canción se valoren de forma justa. Añade el informe que ello se debe a que sus intereses editoriales tienen pocos incentivos para corregir la devaluación de la composición en relación con la valoración de la grabación. Por lo tanto, la “infrarremuneración” de los derechos de la composición musical frente a las grabaciones tiene mucho que ver con los fenómenos de concentración en los mercados discográficos y editorial y en los efectos multiplicadores de la integración vertical de estos conglomerados. 

Como acertadamente indica el comité DCMS, incentivar un reajuste y reequilibrio de los incentivos de remuneración de la industria, poniendo a nivel equiparable a sellos discográficos, editores, intérpretes, autores y compositores, nos permitirá a pasar del «cómo se reparte el pastel de los ingresos» al «cómo maximizar el tamaño del pastel”.

Eric Jordi, Head of Legal & Business Affairs

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